Sobre Nosotros


En 1920 llega a Lunahuaná un joven peruano en busca de un mejor porvenir y al entrar a las imponentes tierras, con más de tres siglos de tradición vitivinícola, queda prendado de su singular paisaje, sus aromas y colores. Ese muchacho de tan sólo 20 años era Don Benedicto Peña y Sánchez, quien mientras transportaba los vinos que se fabricaban en las bodegas fue enamorándose del artesanal proceso de fabricar vinos y piscos.


Nueve años después funda Bodega Santa María y comienza a construir una pequeña empresa familiar. Junto a su esposa Rosa Portugués Campos, oriunda de Lunahuaná, va inculcándoles el amor por el cultivo de la vid a sus 7 hijos, quienes posteriormente continúan con el legado de Don Benedicto, convirtiéndose en la segunda generación de Santa María.


La tragedia hace su entrada cuando la plaga de la filoxera de la vid arrasó los cultivos de toda la región, sumándose el crecimiento de la industria de la cerveza y el desplazamiento de los cultivos de vid por el oro blanco, el algodón. Esto obliga a todos los vitivinicultores a hacer un receso que luego permite a la tercera generación de Don Benedicto, tomar las riendas de los viñedos y la Bodega y así llevar los piscos y vinos a otro nivel, a ser degustados en EE.UU., Francia, Australia, El Líbano, México, Bélgica y China.